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LOS DOS PILARES DE LA DEFENSA OCCIDENTAL: OTAN VS UNION EUROPEA

Una visión colaborativa sobre la Seguridad Común

29 de abril del 2024

Antonio Carlos Herrera, minerva institute

Antonio Carlos Herrera

Explora el análisis detallado de la OTAN y la Unión Europea como pilares de la defensa occidental, sus diferencias, colaboraciones y estrategias futuras.

Un artículo escrito por nuestro miembro de Minerva Institute,  Antonio Carlos Herrera.

Las opiniones vertidas en este documento es responsabilidad de su autor, sin que necesariamente concuerden con las líneas de pensamiento de Minerva Institute.

Resumen

La Unión Europea se encuentra en una encrucijada crucial mientras busca consolidar su unidad y aumentar su influencia en el ámbito internacional, especialmente mediante el desarrollo de uno de sus pilares fundamentales: la política de seguridad y defensa.
Sin embargo, la cohesión en torno a esta política no consigue llegar a su máxima expresión, evidenciando divisiones en varios aspectos clave, mientras, tras haber sido sentenciada a una muerte cerebral, aparece una nueva OTAN más integrada y con nuevas capacidades principalmente con motivo de la invasión rusa de Ucrania.
Comparada con la UE, la OTAN supera en generación de capacidades militares, estructura militar, experiencia y, especialmente, coherencia política. Esta disparidad posiblemente se debe al enfoque más limitado de la OTAN, lo cual facilita un consenso más amplio entre sus miembros.

Palabras Clave
Seguridad, defensa colectiva, Ucrania, disuasión, prevención, gestión de crisis, estabilidad región euro-atlántica.

Abstract

The European Union finds itself at a crucial crossroads as it seeks to consolidate its unity and increase its influence on the international stage, particularly through the development of one of its fundamental pillars: security and defense policy. However, cohesion around this policy fails to reach its full expression, revealing divisions on several key fronts, while a new NATO emerges following the Russian invasion of Ukraine, which had previously been declared brain-dead.
Compared to the EU, NATO excels in military capabilities generation, military structure, experience, and notably, political coherence. This disparity is possibly due to NATO’s more limited focus, which facilitates broader consensus among its members.

Key Words

Security, collective defense, Ukraine, deterrence, prevention, crisis management, Euro-Atlantic region stability.

Introducción

Desde la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2024, la seguridad y la defensa en Europa han experimentado un renovado enfoque y debate. En este contexto, surgen dos pilares fundamentales en el panorama de la seguridad occidental: la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y la Unión Europea (UE). Estas dos instituciones, aunque comparten objetivos comunes de seguridad, presentan enfoques distintos que reflejan la complejidad y la diversidad de los desafíos actuales.

La OTAN, establecida en 1949, ha sido durante mucho tiempo el principal garante de la seguridad colectiva en Europa y América del Norte. Basada en el principio de defensa mutua, la OTAN ha demostrado su capacidad para disuadir amenazas convencionales y, más recientemente, amenazas híbridas y cibernéticas. La Alianza cuenta con una estructura militar integrada y una colaboración estrecha entre sus miembros.

Por otro lado, la UE ha desarrollado progresivamente una política de seguridad y defensa autónoma. A través de iniciativas como la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) y la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO), la UE busca complementar el papel de la OTAN y desarrollar capacidades militares propias. La UE enfatiza la integración civil-militar y la gestión de crisis, además de promover la autonomía estratégica en el ámbito de la defensa.

Ambos enfoques tienen sus fortalezas y desafíos. Mientras que la OTAN ofrece una red de seguridad probada y una garantía de protección colectiva respaldada por capacidades militares significativas, la UE está orientada hacia la autonomía estratégica y la cooperación civil-militar en contextos no convencionales. La relación entre ambas instituciones es complementaria, pero también está sujeta a debates sobre duplicación de esfuerzos y coordinación efectiva.

En medio de la creciente incertidumbre geopolítica, es esencial analizar cómo estos dos pilares de la defensa occidental pueden trabajar juntos de manera más efectiva para abordar las amenazas emergentes y garantizar la seguridad común en Europa y más allá. Este análisis explorará las diferencias y similitudes entre la OTAN y la UE, evaluando sus respectivos roles y contribuciones en el nuevo panorama de seguridad sobre todo tras el nuevo escenario a raíz de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022

Radiografía de la Defensa: diferencias y coincidencias entre OTAN y Unión Europea en materia de Seguridad

Diferencias y coincidencias entre OTAN y UE
Diferencias y coincidencias entre OTAN y UE

Si bien la mayoría de los estados miembros participan en ambas organizaciones internacionales, al analizar con mayor profundidad los conceptos de «Seguridad y Defensa» tratadas por estos organismos, resulta evidente que se conciben de forma distinta.

La OTAN, en su enfoque habitual, en sus inicios adoptaba una perspectiva tradicional hacia las amenazas de seguridad, centrándose principalmente en contrarrestar agresiones a gran escala principalmente mediante el uso de medios militares. Esta orientación se remonta a los orígenes de la Organización, concebida durante la Guerra Fría para garantizar la defensa colectiva de sus miembros ante posibles conflictos
de gran envergadura.

Actualmente, la Alianza ha evolucionado a una gran variedad de capacidades tanto en el entorno político como en el militar que le proporciona autonomía e independencia para desarrollar las misiones encomendadas en cualquier parte del mundo.

El Concepto Estratégico de la OTAN para 2022 define las misiones y los principios fundamentales de la Alianza. El documento estratégico confirma el compromiso fundamental de la OTAN de garantizar la defensa colectiva de sus miembros frente a cualquier amenaza, adoptando un enfoque integral que considera todas las direcciones posibles de los riesgos. Este documento establece tres tareas clave para la OTAN en la próxima década: disuasión y defensa efectivas, prevención y gestión de crisis, y promoción de la seguridad cooperativa
mediante asociaciones internacionales.

Estos objetivos estratégicos orientarán las acciones de la Alianza, asegurando su capacidad para abordar desafíos emergentes y mantener la estabilidad en el panorama de seguridad global.

En contraste, la Unión Europea ha buscado desarrollar una visión más amplia y holística de la seguridad, integrando dimensiones civiles y militares desarrollando el término “gestión de crisis” como herramienta en la conducción de operaciones.
Podemos afirmar que una de las diferencias clave OTAN-UE radica en que la OTAN tiende a priorizar la defensa territorial y la disuasión, mientras que la UE ha promovido un enfoque integral que incluye la prevención de conflictos, la gestión de crisis y la promoción de la seguridad desde su dimensión humana.

Esta divergencia refleja la distinta aproximación de responsabilidades y de capacidades de cada organización en el actual panorama de seguridad internacional.

La Unión Europea presenta una visión única de seguridad, distinta al enfoque más convencional de la OTAN. El año 2016 marca un nuevo hito respecto al pasado planteamiento de la seguridad, pues los acontecimientos habían evolucionado desde la Estrategia de Seguridad Europea (EES) del año 2003, teniendo en cuenta que en su proximidad se habían producido crisis tan importantes como la de Georgia en 2008 o Ucrania en 2014. El nuevo entorno obligó a la promulgación de la Estrategia Global 2016 (EUGS), que sustituyendo a la anterior marcaba como prioridades la seguridad de la UE; la resiliencia estatal y social hacia el este y el sur de la UE; un enfoque integrado de los conflictos y las crisis; órdenes regionales cooperativos más fuertes; y una gobernanza global para el siglo XXI. Sin embargo, aunque desde Bruselas se vivía una visión de cambio, la cruda realidad que presentaron las capitales es que las capacidades militares que se necesitaban para enfrentar el nuevo entorno no se habían llegado a acordar. Reflejo de ello es que la EUGS no llegó a aprobarse por el Consejo de la UE.

Ambas organizaciones, si bien tienen enfoques diferentes, se han esforzado en fortalecer la cooperación y la complementariedad en áreas de interés mutuo, como la lucha contra el terrorismo y la gestión de crisis. Esta colaboración refleja la necesidad de adaptarse a un entorno de seguridad en constante evolución, donde las amenazas transnacionales requieren respuestas multidisciplinarias y coordinadas tras la invasión rusa de Ucrania, la opinión de la sociedad europea en general en relación con la OTAN y la Unión Europea ha experimentado cambios significativos. Estos cambios reflejan un aumento de la concienciación y de la percepción de la sociedad europea ante las nuevas amenazas y desafíos de seguridad en Europa.

Después de la caída del muro de Berlín en 1989, Europa llegó a la conclusión de que no habría más conflictos a gran escala en suelo europeo y se generó un sentimiento europeo de vivir en una situación de paz y confortabilidad que generó en “confiar” su defensa a los Estados Unidos y por ende a la OTAN como herramienta capaz de disuadir la amenaza que viniera de cualquier país con capacidades serias de crear una crisis de importancia. Así, destacan las afirmaciones del Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell en unas declaraciones a un medio informativo español1 en donde declaró que las empresas de armamento europeas productoras de munición a gran escala se cerraron después de la caída del muro, lo que actualmente ha generado una gran dependencia de China de materias primas para la producción de munición.

En lo que respecta a las relaciones actuales OTAN-UE, se ha evidenciado un aumento en la conciencia pública sobre la importancia de la defensa colectiva y la solidaridad entre los países miembros de la UE. La invasión rusa de Ucrania de 2022 ha creado hasta cierto punto un “sentimiento de vulnerabilidad” entre la población europea por lo que se requiere implementar y consolidar los lazos entre OTAN y UE mediante acuerdos estables con una alianza fuerte y unida para hacer frente a las amenazas externas. Esto se refleja en encuestas recientes que muestran un mayor apoyo público a la OTAN y sus actividades, especialmente en términos de seguridad y disuasión.

Algunos sectores civiles de la sociedad han expresado su preocupación sobre la capacidad de la UE para garantizar la seguridad sin depender demasiado de la OTAN y de su miembro con mayor influencia, los Estados Unidos. Sin embargo, la invasión rusa ha impulsado un mayor debate sobre la necesidad de una mayor integración en materia de defensa dentro de la UE, incluida una mayor inversión en capacidades militares y tecnológicas.

Entre las diferencias a destacar entre las dos organizaciones internacionales, se significa que la Alianza Atlántica se ha centrado históricamente en promover un orden basado en las reglas de los valores occidentales entre sus estados miembros, fortaleciendo así la cohesión dentro de la alianza. Por otro lado, la UE ha enfatizado la integración política y económica como un medio para garantizar la estabilidad y la prosperidad, contribuyendo a la cohesión social a través de políticas comunes y programas de desarrollo.

Si nos fijamos en cómo percibe la población civil europea la seguridad como concepto holístico, nos llama la atención que una de sus características es la falta de homogeneidad. Si bien la percepción de seguridad puede variar según diferentes estudios y contextos, podemos llegar a la conclusión de que hay cierta polaridad en la percepción de la seguridad y defensa entre los países que conforman la UE. Por un lado, en el extremo en cuanto al nivel de inquietud identificamos a Polonia y a los países bálticos con un mayor interés sobre noticias y evolución de la escalada de tensión y amenazas potenciales en Europa y por otro lado, en el otro sitio de la tabla con un claro menor interés y preocupación de su sociedad civil aparecen España y Francia.

Si nos fijamos en Francia, según encuestas y estudios como el Eurobarómetro y otros informes de percepción pública, se ha observado que algunos ciudadanos franceses expresan preocupaciones significativas habiendo contribuido al aumento de esa percepción sobre la seguridad en su país, principalmente a raíz de los ataques terroristas ocurridos en Francia en los últimos años, así como los problemas de criminalidad en ciertas áreas urbanas.

En términos de datos actuales, encuestas realizadas después de la invasión rusa revelan un cambio notable en la opinión pública hacia una postura más favorable tanto hacia la OTAN como hacia una mayor cooperación en defensa dentro de la UE y el fortalecimiento y desarrollo de organismos dedicados a crear una “Defensa Común Europea”. Como puede observarse en el cuadro siguiente, los estudios recientes han demostrado un aumento en el porcentaje de ciudadanos europeos que apoyan el fortalecimiento de la defensa europea y la creación de una capacidad de defensa autónoma.

Link noticia La Sexta

Puntos de vista sobre la construcción de una defensa europea común
Puntos de vista sobre la construcción de una defensa europea común

Este cambio en la opinión pública refleja una mayor conciencia sobre la necesidad de una respuesta colectiva y efectiva a las amenazas emergentes, como las acciones agresivas y el aumento de tensión realizadas por Rusia en Europa Oriental. Como resultado, es obvio que la sociedad y la opinión pública continúen presionando a los líderes políticos para que fortalezcan la cooperación OTAN-UE con el objetivo de garantizar la seguridad y estabilidad en la región.

En el ámbito económico, la OTAN ha impulsado la cooperación en defensa y seguridad a través de la inversión en tecnología militar y la promoción de la interoperabilidad entre sus miembros. En contraste, la UE ha buscado fomentar la autonomía estratégica en materia de defensa a través de iniciativas como el Fondo Europeo de Defensa, destinado a fortalecer la base industrial de defensa europea y reducir la dependencia de tecnologías extranjeras.

La reorientación política de Estados Unidos hacia un enfoque cada vez más centrado en Asia, ha planteado desafíos significativos para Europa, generando una compleja situación geopolítica. Ello se une a las declaraciones públicas de Donald Trump, posible candidato del Partido Republicano a las elecciones presidenciales de EEUU de noviembre de 2024 en donde piensa reevaluar fundamentalmente el propósito y la misión de la Alianza e incluso su partido estudia reducir el número de tropas estadounidenses en Europa o castigar a los países que aporten menos a la OTAN, retirándoles las garantías de seguridad o imponiéndoles aranceles comerciales.

Ante este posible escenario, la UE busca reducir su dependencia en varios ámbitos clave, incluyendo el militar, tecnológico e industrial orientada a la Defensa. La búsqueda de autonomía estratégica se ha convertido en un objetivo prioritario para que la UE pueda ejercer un papel más influyente a nivel internacional.

Este objetivo ha impulsado la revisión de diversos factores que ya estaban en la agenda europea, pero que han cobrado mayor relevancia en los últimos años. Entre estos factores se incluye la reducción de la fragmentación en la industria de defensa europea, el impulso de políticas de generación de tecnologías y capacidades militares de manera conjunta, y la implementación de una financiación comunitaria dentro del presupuesto para la política de defensa.

En el ámbito de la industria de defensa, la UE está trabajando para fomentar una mayor cooperación y consolidación entre las empresas del sector, con el objetivo de mejorar la eficiencia y la capacidad de innovación. Esto incluye iniciativas para estandarizar y racionalizar la producción de equipos militares y tecnológicos.

Además, la UE está priorizando el desarrollo conjunto de tecnologías y capacidades militares avanzadas, como sistemas de comunicaciones seguras, drones y ciberdefensa. La colaboración en investigación y desarrollo en el ámbito de la defensa se ha convertido en un componente central de la estrategia europea para lograr autonomía estratégica.

La asignación de fondos comunitarios dentro del presupuesto de la UE para la política de defensa refleja el compromiso de la Unión Europea de fortalecer su capacidad de defensa de manera colectiva e independiente. Esta inversión busca garantizar que Europa tenga los recursos necesarios para abordar las amenazas actuales y futuras, y para posicionarse como un actor global en el ámbito de la seguridad y la defensa.

En términos de seguridad, el papel jugado por la OTAN ha sido primordial para disuadir amenazas militares convencionales y ha desempeñado un papel crucial en operaciones de seguridad internacional, como en Afganistán (ISAF), aunque tras 20 años de permanencia tuvo que dar por concluida la operación. Por su parte, la UE ha enfocado sus esfuerzos en la gestión de crisis, incluida la prevención y resolución de conflictos, así como la respuesta a amenazas de naturaleza híbridas y cibernéticas.

Fortalezas Compartidas: Áreas Claves de Colaboración entre la OTAN y la Unión Europea

La Declaración UE-OTAN sobre Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) en diciembre de 2002 y los acuerdos Berlín Plus en marzo de 2003 representan los documentos fundamentales de la asociación estratégica OTAN-UE, aunque la situación actual ha superado las circunstancias geopolíticas de aquellos momentos.

Con respecto al primero de ellos, se resume su justificación en la voluntad política manifestada por los estados miembros de crear una asociación estratégica entre la Unión Europea y la OTAN en gestión de crisis a fin de sustentarse en valores compartidos y en el reconocimiento del concepto de seguridad a largo plazo como un concepto indivisible y multidimensional. Es por ello que, aunque la Alianza sigue siendo el pilar de la defensa colectiva de sus miembros, la PESD se complementa con la capacidad de añadir operaciones independientes y de carácter autónomo en materia de gestión de crisis a las herramientas disponibles para la UE.

Es en el año 2018 cuando la UE desarrolló un nuevo concepto para dar respuesta a las crisis externas, es el conocido como “Enfoque Integrador” (siglas en inglés IA, Integrated Approach).

Estrategia Global de la UE para los Conflictos y Crisis Externas. Fuente UE crisis management
Estrategia Global de la UE para los Conflictos y Crisis Externas. Fuente UE crisis management.

Este concepto de enfoque integrado es la herramienta utilizada para unificar criterios integradores de acciones necesarias para la resolución de conflictos y gestión de crisis en donde los distintos factores principales como es la evolución permanente del conflicto, la seguridad, la política y la ayuda humanitaria se tratarán de manera continua e integral en las distintas fases del conflicto.

Con respecto a los acuerdos de Berlín Plus, se acuerdan los principios de la cooperación OTAN-UE en el ámbito de la gestión de crisis mediante el apoyo a las operaciones por parte de la Alianza a operaciones conducidas por la UE en las que no participa la OTAN en su conjunto.

Como aspectos más importantes del acuerdo a destacar es la garantía de acceso de la UE a la planificación operativa de la OTAN, con vistas a una utilización efectiva en el marco de la planificación militar de operaciones de gestión de crisis dirigidas por la UE, facilitar y aumentar el papel europeo del Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa (SACEUR) de la OTAN con tareas de Mando con nacionalidad europea de la operación dirigida por la UE, acuerdo de información clasificada en materia de seguridad OTAN-UE y otros acuerdos en materia de planes de defensa, fortalecimiento de las capacidades militares de la UE con apoyo de la Alianza.

La UE ha impulsado el fortalecimiento de sus capacidades militares para proteger sus intereses estratégicos, aunque aún queda mucho camino por recorrer por la falta de impulso político de las capitales estatales. La creación de una herramienta militar europea busca llenar un vacío en la capacidad de la UE para actuar de manera autónoma en asuntos de seguridad y defensa. Esta evolución refleja la voluntad de la UE de desempeñar un papel más activo en la estabilidad global y proteger sus intereses vitales, incluso en ausencia de una intervención militar de la OTAN.

El deseo de la UE de fortalecer sus capacidades militares se basa en una estrategia más integral que combina el poder militar con herramientas diplomáticas y económicas. Esto refleja una evolución en la forma en que Europa aborda los desafíos de seguridad, promoviendo un enfoque más equilibrado y multidimensional para enfrentar las amenazas en el escenario internacional. 

La UE y la OTAN representan dos enfoques complementarios pero distintos en la conducción de operaciones militares. Mientras que la UE se centra en misiones civiles-militares de gestión de crisis y paz con un enfoque integrado, la doctrina de la OTAN se enfoca principalmente a operaciones militares de defensa colectiva y estabilización, enfocadas en la seguridad transatlántica.

Para dar soluciones en materia de seguridad y defensa, la Unión Europea decidió elaborar en el año 2022 un nuevo concepto estratégico desarrollado en un documento denominado Strategic Compass (Brújula Estratégica). Esta nueva estrategia de desarrollo en materia de seguridad y defensa coincidió prácticamente con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, lo que afectó en gran medida a su desarrollo y evaluación de las amenazas, análisis geopolítico y vulnerabilidades que existen en Europa.

Las medidas aprobadas proporcionan soluciones precisas, eficaces y reales para robustecer aspectos en materia de seguridad, pero el término defensa en el documento sólo se aborda parcialmente. Para ello, la solución que se ofrece a los Estados Miembros para gestionar aspectos que tengan que ver con la defensa es a través de la OTAN sin implicar a la UE.

La Brújula Estratégica busca que la UE en su conjunto tenga un papel más activo y lidere proyectos en materia de seguridad más eficaces y creíbles. Con este objetivo, se conseguirá una mayor autonomía estratégica y un incremento de las capacidades y resiliencia.

Según indica el documento, la Brújula se articula en torno a cuatro pilares: actuar, invertir, trabajar de manera asociativa y garantizar la seguridad.

En el aspecto militar, la herramienta que utiliza la UE para la conducción de operaciones se basa en el término aceptado de los Battle Groups junto con aquellas fuerzas de apoyo y logísticas necesarias para las operaciones. El número total de efectivos es de un total de 1,500 militares. Además, se pueden agregar otras unidades y apoyos nacionales para aumentar la fuerza total hasta un máximo de unos 5,000 efectivos. No obstante, hay un aspecto aún por desarrollar, la rapidez con la que estas unidades se desplieguen no dependerá de las estructuras de fuerza disponibles, sino de la disposición y la voluntad de los Estados miembros para emplear estos recursos de manera efectiva. La financiación para este proyecto va consignado al Fondo Europeo de Apoyo a la Paz.

Este fondo es un instrumento de carácter extrapresupuestario para financiar los gastos generados de las misiones y operaciones bajo la bandera de la UE de la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD). El Fondo Europeo de Apoyo a la Paz puede utilizarse para financiar la formación y material militar, con lo que es una herramienta muy útil y eficaz para potenciar la acción exterior en aspectos de seguridad y defensa.

El presupuesto inicial del mecanismo aprobado fue inicialmente de 5.000 millones EUR para el periodo económico 2021-2027, con un incremento en 2000 millones de euros en 2023 y con la posibilidad de un aumento adicional de 3 500 millones EUR en caso necesario.

Propuesta Comunes para la Cooperación entre la UE y la OTAN
Fuente: Consejo de la Unión Europea. Secretaría General.

El 10 de enero de 2023, la Unión Europea y la OTAN firmaron una declaración conjunta en Bruselas, estableciendo una visión compartida y compromisos específicos para fortalecer la cooperación en materia de seguridad entre ambas organizaciones.

El citado documento fue el mecanismo de referencia hacia una cooperación más sólida y coordinada entre dos organizaciones clave en el ámbito  de la seguridad euroatlántica, Los puntos más destacados de esta colaboración son aquellos que tienen que ver con el establecimiento de mecanismos efectivos de implementación y seguimiento para garantizar el cumplimiento de los compromisos acordados, el fomento de intercambios regulares de información y mejores prácticas entre los Estados miembros de la UE y los países aliados de la OTAN y el desarrollo de canales estables de todo aquellos actores que juegan un papel relevante, incluido los estados miembros, instituciones de ambas organizaciones, así como el sector privado y la sociedad civil.

Conclusiones y reflexiones, hacia una colaboración más sólida.

La asociación estratégica entre la OTAN y la UE es una realidad basada en los valores que se comparten y que se ha puesto de manifiesto tras la invasión rusa de Ucrania. Ello ha generado mayor concienciación es aspectos relativos a la necesidad de desarrollar mayores compromisos en materia de seguridad y defensa, todo ello motivado además por el aumento exponencial de las vulnerabilidades y amenazas en la que nos encontramos actualmente.

Por lo tanto, tanto la Alianza como la UE han reconocido la importancia de trabajar juntos para abordar amenazas comunes y fortalecer la estabilidad en la región euroatlántica. Desde una perspectiva geoestratégica y de equilibrio de fuerzas, esta colaboración presenta oportunidades y desafíos que vale la pena analizar.

En primer lugar, es una realidad que en la actualidad estamos en una etapa de una creciente competencia estratégica con nuevos actores en el tablero geoestratégico que buscan sus intereses en acuerdos que presentan desafíos tanto a la OTAN como a la UE.

En segundo lugar, las situaciones cambiantes debido principalmente a los conflictos y crisis existentes en las puertas de Europa, condicionan nuestra propia seguridad influenciando y desmontando los valores en los que se sustentan la sociedad occidental.

No obstante, también es significativo ser consciente de los riesgos y amenazas potenciales que pueden surgir en este proceso de colaboración. Las propias diferencias institucionales y políticas que puedan existir entre los países y su forma de entender y tener conciencia de los riesgos que se presentan, a veces pueden dificultar la toma de decisiones conjuntas y la implementación de estrategias comunes. Por ello, es necesario la concienciación de la sociedad y la necesidad de un compromiso político sólido y una voluntad conjunta para superar las barreras a fin de lograr resultados significativos y duraderos. Desde una perspectiva holística, la colaboración OTAN-UE ofrece un campo fértil para la investigación y el análisis. El estudio de la interacción entre estas dos organizaciones permite profundizar en temas clave como la diplomacia de seguridad, la planificación conjunta de operaciones y la gestión de crisis.

Analizar cómo las instituciones internacionales tratadas se esfuerzan actualmente en colaborar y cómo se enfrentan a desafíos emergentes y cambiantes es factor de observación y de estudio para comprender la dinámica del sistema internacional contemporáneo.
Además, reflexionar sobre la autonomía estratégica de la UE en el contexto de esta colaboración es particularmente relevante. La capacidad de la UE para actuar de manera autónoma en asuntos de seguridad y defensa es un tema debatido, y la colaboración con la OTAN puede influir en la evolución de esta autonomía.

Para concluir, la colaboración entre la OTAN y la UE en el entorno de la seguridad y la defensa, representa un campo de estudio multidimensional que combina aspectos políticos, estratégicos y militares, entre otros. 

No debemos caer en el “buenismo” en lo referente a esa nueva relación OTAN-UE y pensar que la nueva aproximación en materia estratégica en temas de seguridad y defensa con desarrollo de proyectos innovadores de colaboración en los distintos escenarios es la panacea y solución a los problemas globales. 

Debemos mantener el enfoque crítico y reflexivo analizando los resultados de los acuerdos y apoyos para no perder el rumbo marcado e ir verificando los hitos perseguidos en el desarrollo en esta colaboración, reconociendo tanto sus beneficios potenciales como sus desafíos y riesgos inherentes. Esto contribuirá a enriquecer nuestra comprensión de las relaciones internacionales y la seguridad global en el siglo XXI.

Antonio Carlos Herrera Carrera

Miembro de Minerva Institute

BIBLIOGRAFIA

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